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Mostrando entradas de marzo 24, 2013

¿Un hotel?

Me desperté con la misma tensión de todas las mañanas, los músculos agarrotados, la garganta seca y dolorida y una telaraña espesa sobre mis ojos, por no hablar del dolor lacerante en mi cabeza. Me levanté y traté de arrastrar con las friegas de agua la película de lo que fuese que me estaba impidiendo ver. Pero aquello se resistía, no eran simples legañas. En ese momento sonaron unos golpes en la puerta de mi estancia. ¡Jodidos hoteles! Siempre fastidiando en el momento menos adecuado (que si es para hacerle la cama, que si es por si necesita algo, que si el minibar...). Está bien, contesté, pasen y dejen lo que sea o hagan lo que tengan que hacer, gracias. Sentí entrar y, al momento, salir al empleado. Bajé al jardín a tomar el sol. Lo que enturbiase mis ojos fue desapareciendo por momentos, mis músculos se relajaron y el dolor de cabeza remitió. Tumbado en la hamaca más cercana a la piscina que encontré busqué sin éxito recuerdos, referencias de la última noche. Nada.