Antes de yo buscarte te encontraba pero de hacerlo tardaba en encontrarte disimulando entonces no ver que allí estabas por la simple burla de desconcertarte. Fuiste fiel y bueno y además roncabas como quien no tiene en su conciencia lastre y fuiste tímido y jamás entrabas en casa, por más que me empeñara en invitarte. En tu manto de pelo limpio y noble lloro una pena que se irá a buscarte a lomos de ese tiempo que fulmina al roble. Bajo un naranjo que no acierta a llorarte tu enorme cuerpo muerto abulta el doble. Hay una eternidad que te requiere. Parte.
Un alienígena alucinado.