Es desagradable
encontrarse enfermo en un lugar extraño, ajeno a tu mundo habitual y
relativamente seguro; en el extranjero, por ejemplo, un simple
resfriado magnifica tu malestar y la vida entera se vuelve aparatosa
e intolerable. Estás en la cama de la habitación del hotel y oyes
las gotas de lluvia golpeando el cristal y ese sonido, tan amigable y
confortador en tantas ocasiones, se torna desagradable e inhóspito y
te produce melancolía y tristeza. ¿Será esto lo que ocurre en una
vejez solitaria? Esa invalidez, esa congoja, esa impotencia. De
momento, al menos, puedo recurrir a gente cercana en caso de extrema
necesidad. Pero, ¿y de anciano? Cuando solo el consuelo de una vida
sin decrepitud aporte a tu alma unas gotitas de alegría, cuando solo
el consuelo de otra vida alivie un poquito lo que te queda de esta.
Entonces, ¿qué? Porque como si en mi caso no existe ese mínimo
consuelo, ¿a qué te puedes aferrar? ¿Qué último recurso servirá
como bálsamo en esos postreros días? ¿Quién te pondrá su mano
caliente en tu cara y dirá: “Mira cómo caen las gotas de lluvia,
no es hermoso, mi amor”? Y tú siempre estás dispuesto a contestar
:”Mientras tú existas y estés conmigo todo será hermoso.”
Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d
Comentarios