Bvalltu me recrimina la comida que he
tenido con mis amigos. Paco Acedo, Manolo Bernal, Juli Recuenco,
Fernando Bernal y un servidor. Es una comida en plan tertulia donde
comentamos diversas nimiedades y contamos chistes malos. La comida es
una excusa, lo que importa es la reunión de amigos, de viejos amigos
que se han querido a lo largo del tiempo y cualquier excusa les vale
para reunirse de nuevo. Juli, Fernando y Paco quedan para recorrer
quince quilómetros sabe Dios con qué propósito. No cuentan
conmigo, intuyo que por envidia, ¿y si yo hiciera el mismo recorrido
en la mitad de tiempo? ¿Y si , en el mismo tiempo, recorriera el
doble? Bromeo, claro, no es una competición sino un pasatiempo
deportivo. Luego, la comida. El ambiente algo soso, ¿por qué? Los
chistes, diría, pero también algo más. La próxima será mejor,
Bvalltu, no me regañes.
Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d
Comentarios