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Mostrando entradas de septiembre 6, 2011

Con Bvalltu

Veo a Bvalltu echado en su tumbona de la terraza a la luz de la luna. Un tanga ridículo ciñe su cintura apergaminada y fofa. Se cubre la cara con unas estrafalarias gafas de sol años setenta. fuma un puro diminuto y apestoso, lo saborea. me echo en la tumbona de al lado, cansado. -¿Un mal día, corderillo? - Un mal siglo. - El tiempo es una dimensión elástica. - No estoy para sermones. - Intentaba ser amable. - Pues calla. Hace años que Bvalltu vive en mi casa y hemos sabido incorporar las borderías a la cotidianeidad de nuestras conversaciones ácidas y tiernas, a la liturgia de una relación de amigos separados por una raza y unos miles de milenios, nada que interfiera en una amistad verdadera. -¿Puedo decirte... -No. - Puedo quedarme callado, si lo prefieres... -Exacto. Nada como la mutua comprensión de dos seres que se conocen hasta la náusea.