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Mostrando entradas de junio 7, 2011

Una despedida

Aquí estoy de nuevo, amor, otro día más sentado en esta lápida de mármol bajo la que te encuentras. Demasiado pronto me has dejado solo, anclado a un mundo que solo existe ya en mis recuerdos y lamentando mi triste condición de vagabundo desesperado, de huérfano de tu amor; desamparado y perdido en una existencia vana y oscura y en la que solo me sostiene la evocación de cada minuto de nuestra vida en común, de aquellas risas incontroladas mientras paseábamos abrazados, de las complicidades y los pequeños gestos que eran el alma de nuestra relación. Una vida sin ti es una muerte constante, me siento incompleto, demediado, desgarrado, como si me hubieran amputado la mitad del alma, una víctima del terrorismo de dios, un paria. Vuelvo aquí como cada día, amor, con la esperanza de que, igual que cuando vivías, comprendas sin palabras lo que siento, lo que pienso, de nada serviría explicarlo en voz alta, podrían tomarme por loco aunque a estas horas el cementerio está vacío, podría tomarme