Tras mantenerme despierto recurriendo a cantidad de sistemas, todos dentro de la ley, hasta estas horas de la madrugada dominguera, he podido comprobar que, una vez más, mi simpático despiste me la ha jugado. Otra vez. Quería mantenerme despierto para ver en directo la final del torneo de tenis de Miami entre Nadal y el serbio (no acierto a escribir su nombre sin erratas). No sé cómo creí entender que esa final se jugaba a las dos y media a eme de este domingo, pero acabo de comprobar que será este domingo pero a las siete de la tarde. Cojonudo. Me siento un capullo de bandera, como seguramente soy. Y lo pongo por escrito para que, si se me olvidara, alguno de ustedes (de vosotros) me lo recuerden cariñosamente en cualquier momento y con los colores me venga también el coraje para buscar un instrumento de cordura que me sirva para no terminar atrapado por mi propio caos vital. Pero no creo que a estas alturas...
Para matar el aburrimiento y calmar el cabreo ha aprovechado para colocar en mi blog esta foto que me ha hecho gracia por lo raro que es ver a un genio compartiendo fotograma con un físico y un pintor.
Comentarios