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Mostrando entradas de febrero 7, 2010

El hermano

Anoche me volví a escapar. Lo hago a menudo aunque siempre por motivos plenamente justificados que no admiten demora: un circo que está de paso, una luna licantrópica, un presentimiento, un antojo. Hasta ahora, no han conseguido descubrir esa falla en la seguridad que permite mis escapadas, y es que la paranoia que induce a mis guardianes esa obsesión por la seguridad sin fisuras que padecen les lleva a considerar todas las opciones improbables y hasta las imposibles, pero jamás tienen en cuenta la más obvia: el conducto de la ventilación; pero hombre, si sale en todas las películas de fugas, serán torpes. El motivo de mi incursión noctámbula en el territorio de los cuerdos era obtener información sobre el nuevo interno. Pude echar una ojeada a su ficha en secretaría por la mañana, mientras Nogales, previamente sobornado con mi astucia y mis cigarrillos, fingía un ataque agudo de epilepsia y la secretaria, la Medusa, una impertinente metomentodo, no pudo resistir el impulso voyeurist