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Mostrando entradas de enero 4, 2010

Desidia

Desde que leí a los psicólogos constructivistas de la escuela de Palo Alto soy capaz de compaginar mi necesidad de escribir con mi desgana para hacerlo sin el menor remordimiento y sin sentir que vivo una contradicción. Hay necesidades tan radicales que si una no las satisface muere, por ejemplo comer, dormir o ver un ratito a Zapatero en la tele; se trata de necesidades vitales de, valga la redundancia, primera necesidad. Otras son en cambio relativas y se manifiestan de modo lateral o tangencial; tales son las del espíritu, como por ejemplo escribir, coleccionar sellos o asesinar en serie. Estas últimas exigencias dimanan de nuestro más íntimo ‘yo’ y no satisfacerlas siempre produce un desasosiego en el alma, pero admiten postergaciones, a menos que uno sea un egoísta de tomo y lomo, como lo son casi todos los niños, algunos deficientes y los españoles, que exigimos a Zapatero acciones y no lirismo. Es por ello que, en mi caso, sentir la llamada de la pluma -no me malinterpreten, por