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Mostrando entradas de noviembre, 2010

Librería

  Ramiro entró en la librería porque tenía frío. A menudo los grandes sucesos tienen un origen curioso. Pero Ramiro no pensaba en ello ni remotamente, sólo quería resguardarse del húmedo frío de febrero. Escogió un libro al azar, lo abrió y leyó el primer párrafo: “Este es el final del mundo, sigue leyendo y...”. No quiso seguir leyendo; Ramiro sintió aún más frío, decidió salir. Receló de las calles vacías y blancas. Sintió miedo, un miedo inconcreto y a la vez certero. No había gente, corrió y recorrió calles y calles sin encontrar gente. De repente, tras una cristalera enorme vio gente apelotonada y quieta. Entró, era una librería. Comprobó que todos ellos miraban la primera página del mismo libro, con tozudez, con parsimoniosa tozudez. Le horrorizó la inmovilidad de maniquíes que presentaban los supuestos lectores. Por encima del hombro de uno de ellos advirtió que el libro le sonaba con una insoslayable intimidad de lector concienzudo. Decidió abandonar los modales, aparató de un

Zapatero a tus zapatos

Ser fiel a uno mismo, el cinismo como declaración de principios, es a lo que se apela cuando los desmanes de ese cinismo se hacen evidentes y a uno se le ve el plumero. ¿Qué es eso de ser fiel a uno mismo? ¿Qué es, si me apuran, ser fiel? La fidelidad es un valor de capa caída, casi un diplodocus de los valores. Ser fiel, ¿qué es eso? Muchos se rasgan las vestiduras deportivas cuando el ídolo de fútbol local acude al reclamo de más provechosas oportunidades deportivas y pecuniarias, pero se le perdona cuando, al final de su carrera, regresa manso al corral donde se crió por el mismo dinero que le ofrecieron en sus inicios. La fidelidad es veleidosa y aprovechada. En política no digamos, pero no por parte de los políticos sino de los ciudadanos, que creen -les han hecho creer- que su voto ha de ser perpetuo para un mismo partido, haga este lo que haga, en lugar de flotante y expectante de las maniobras de unos y otros para finalmente decidirse y decidir entre todos cómo premiar o cas

La mirada

  La miré a los ojos y vi mi derrota. Eran ojos de diosa que usurpa los destinos de gentes que deambulan, como yo, en busca de sí mismos, ojos que nunca ceden a la tregua de un parpadeo. Yo no era diferente de los demás decapitados, que jugaron con ella en busca de la fama, del oro y las lisonjas, del mísero clamor de una voz ahogada en las gargantas antes de nacer siquiera. No quise, no pude, no sé cómo lo hice, pero no aparté los míos; clavando en sus pupilas el odio del menosprecio, no, del menospreciado, porque era eso, siempre había sido eso, para mí y para los demás decapitados. Nunca antes, no importa el tiempo ni el lugar, encontré otra mirada como la suya, tal vez la dejé ir, o no me importó, o sencillamente nunca existió. Ahora no sé nada, escribo con barro sobre una tablilla esperando el final del final en una celda oscura que comparto con las ratas, invoco recuerdos que me son vedados, la locura acabaría por determinar mi suerte, ese era todo mi consuelo. Aquellos ojos perp

A ti

Sólo al verte reconozco mi derrota, sólo al verme reconozco mi suplicio rotas mis alas de ángel, rotas por el empeño de librarte de tu exilio. Por redimirte de un eterno suplicio busqué en mi alma las espadas, pocas que taspasaran carne enemiga y loca deseosa mil veces de cariño. Acudo a tu recuerdo como un preso enjaulado y loco, poseso, sin alivio rescatador imposible, atado, sin seso, perdido en un jardín, llorando como un niño. Mis lamentos de infinito tiempo acuñan con tristeza sus pesares y vuelvo mi pálida faz y envuelvo con turbio velo recuerdos y lugares. No quiero mancillar con mi mirada el lustre de incontables siglos mas pretendo y sé que no soy nada conseguir la mirada de tu tiempo.

Un pájaro

Es inútil pensar dos veces las cosas, porque las cosas sólo suceden una vez. Eso es algo que ahora sé y que antes no sabía. Pensar y pensar sobre algo que ya ha sucedido y que por tanto no tiene vuelta de hoja es lastimarse sin razón uno mismo. Yo era, según recuerdo, y no estoy seguro de mis recuerdos como nadie debiera estarlo, porque la memoria es un terreno lleno de trampas, un estudioso, un erudito, o como quiera que se denomine a quien adora los libros como se adora a un dios. Mi vida entera se puede resumir en horas de lectura. Adoraba el conocimiento y a veces,¡Oh, qué maravilla!, descubría pensamientos míos en autores insignes, yo pensaba -creía pensar- las mismas cosas que habían pensado mentes prodigiosas antes que yo. Y eso me trajo problemas en el colegio. Me tildaban de empollón, de sabihondo. Me maltrataban. Aunque puedo, he renunciado a la venganza. El profesor Atcher me tenía en gran estima, supongo que valoraba mis esfuerzos en los estudios, o tal vez era su f

Bardem

-A ver corderillo, he leído tu último post y me ha intrigado mucho. ¿De verdad te molesta tanto que un actor se posicione en cuestiones políticas? Tengo que hacer un esfuerzo para salir de mi somnolencia nocturna. Bvalltu me ha acostumbrado a tomar la luz de las estrellas, es ridículo, lo sé, pero él insiste en que a la larga el bronceado es perfecto. ¿Cuánto tiempo es 'a la larga?' Nunca se sabe, contesta invariablemente. -Mira, Bvalltu, a mí lo que me subleva es que un personaje famoso utilice la fama para verter vómito pseudointelecual y tendenciosamente comprometido. -Todos los compromisos de tipo social conllevan algo de tendenciosidad, la gente no es tonta, corderillo, se compromete cuando tiene algo que ganar o nada que perder. -Ya lo sé, y aún así no lo soporto, me parece mezquino porque hay mucha gente que escucha y toma nota de lo que estos personajes pregonan, es gente manipulada que no se da cuenta de ello. -¿Y qué hacen si no los políticos, corderillo?

Señor Bardem

  Será sólo una pregunta, una pregunta sin respuesta, como son las preguntas que de verdad importan: ¿Cómo puede usted, señor Javier Bardem, actor, erigirse como paladín de la causa de los saharauis cuando ha tenido tantas ocasiones de hacer lo mismo con las víctimas de ETA? ETA ha matado, ha cercenado la vida de cientos de ciudadanos españoles con impunidad. La (entrecomillo) 'Comunidad Internacional' ha hecho menos que nada al respecto. Aquí, en España, no hemos pasado de lo políticamente correcto (que sólo es la institucionalización de la hipocresía) para condenar desde las diferentes instituciones la masacre continuada y concienzuda de esa banda de asesinos. Existen, gracias a la democracia que hemos conquistado entre todos y que los etarras desprecian, asociaciones de familiares de esos asesinos que exigen la proximidad de los presos, porque desplazarse hasta Cádiz cuesta un huevo, y los demócratas atendemos a esas peticiones. Deploro la situación que sufre el pueblo

Amsterdam

(Para desagravio de Bvalltu y alivio mío debo reconocer que en la anterior publicación lo maté, ortográficamente hablando, porque dije que 'expiró', es decir, falleció, en vez de 'espiró', que es expeler el aire de los pulmones. La ortografía es un arma de doble filo, y de eso podría dar fe el literato francés del siglo XIX Sainte-Beuve, al que retaron a duelo y según costumbre de la época dieron a elegir el arma; Sainte-Beuve respondió a su retador: “Elijo la ortografía, estás muerto”.) -Te veo hecho un asco -dice Bvalltu. -Es porque lo estoy. -Una semana fuera de casa y parece que hubieses pasado lo de Homero, menudo viajero. -Hago lo que puedo, Bvalltu, los años pasan factura. -Pero si has estado en Amsterdam, tío, porros, putas y arenques, cómo puedes tener ese aspecto de secuestrado. -Es que no fumo, no voy de putas y los arenques de allí son fotocopias de mala calidad de los boquerones en vinagre, ¿entiendes? -A medias, pero habrá otras cosas, digo

Jogging

Subo a la terraza y veo a Bvalltu desparramado sobre la tumbona, jadeando y con mal color. -¿Te ocurre algo? -Acabo de -inspiración prolongada que suena como un acordeón roto- hacer jooging, arfffffff -la expiración consiguiente-. -¿Tú? Si no paras de meterte conmigo cuando entreno, ¿qué ha pasado para este cambio tan radical de costumbres? Enciende un puro entre toses y escupitajos. Este chico va por mal camino. -Quiero reverdecer. -Querrás decir rejuvenecer. -No, quiero decir recuperar mi color original de extraterrestre, que es el verde. Es cierto, hubo un tiempo en que era de color verde; luego, la molicie y sus incontables vicios le mudaron el color; se fue volviendo marrón. -¿Y haciendo deporte cambiarás de color? -Eso creo, sólo necesito oxigenar los sensores periféricos de noradrenalina cuántica bipolarizada y el resto es pan comido, ¿capichi? Parece que ha recuperado el resuello porque se ha jalado el puro de dos caladas. -No, pero me da igual. Una