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Mostrando entradas de octubre 13, 2009

Y actué

Sospeché desde el principio que el nuevo y desdentado y simiesco ayudante de James era menos tonto de lo que parecía. Tal vez acentuaba con intención la impresión primera que causaba de bobo sin malicia que se reserva inesperados dardos de veneno verbal -veneno defensivo, para salvaguardar su dudosa dignidad- aunque descafeinado, sin peligro, a causa -era evidente, pensaban los muchachos- de la imposibilidad patente de malicia, mucho menos agresividad, que no se escapaba al olfato de nadie, por poco acostumbrado que estuviese a las costumbres del pueblo. Era un tipo bajo, chato, feo, infantil y ampliamente estúpido. La opinión era unánime: James había hecho un mal negocio, tendría que rectificar con sutileza para no quedar expuesto a la guasa de los muchachos, que tenían mucha, pero que mucha guasa. -Monkey -gritaba uno desde su asiento, jaleado por la cuadrilla-, ¿por qué no usas también los pies para servir? Ganarías una pasta, mono de los cojones. Y el descojone era general.