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Mostrando entradas de mayo 2, 2009

Amor de posguerra

Fue su risa de hiena lo que le delató. Supongo que mis ojos me delataron a mí. Se quedó mirando mi rostro, escrutándolo con una sonrisa de intriga y de asombro, como si mi descubrimiento le hubiera sorprendido. Te había infravalorado, parecía pensar, y su sonrisa transmitía su pensamiento. Se levantó y fue hasta el aparador que había tras él, pegado a la pared del salón. Abrió un cajón, lo cerró y volvió a sentarse. Dejó la pistola sobre la mesa, cerca de su mano. Entonces empecé a hablar, mis palabras salían de mi boca como un torrente de miedo inagotable; no podía parar de hablar, sabía que si lo hacía, si me callaba, me mataría. Hablé de mi niñez en el orfanato, de las monjas, de Elvira, de todo. Le resumí mi vida en una larga perorata que iba transformando su rostro en una máscara de carnaval, que transformó su sonrisa en una mueca irreal, como la de una careta de fiesta de disfraces. Su sonrisa enigmática y cruel, serena y devastadora, siempre obsequiosa, balsámica, incluso tier