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Mostrando entradas de abril 22, 2009

El decorador

Él sabía que no eran muchos en total, cinco o seis a lo más en todo el mundo. Como también sabía que los otros no sabían más que él mismo. Se daba a conocer con suma sutileza, frecuentando actos adonde la parte noble de la sociedad solía acudir, y entablando con delicadeza y paciencia relaciones con algunos de ellos, los de peor aspecto y por tanto los más necesitados de sus servicios. Así lo harían también sus cofrades, allí donde estuviesen –serían nómadas, como lo era él, por precaución-. Las herramientas que utilizaba estaban hechas del material de los sueños, y esto era difícil de explicar a sus clientes, por eso, para evitar inquietudes y temores de última hora, o hasta renuncias, dedicaba mucho tiempo a la fase de ‘sensibilización’, como él la denominaba. Cuando llegara el momento, el paciente debía confiar plenamente en él, que a su vez, capacitado por esa confianza que el cliente le dispensaba, estaría en condiciones de disipar cualquier reticencia o duda, muy indeseables just