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Mostrando entradas de marzo 14, 2009

Lichtenberg

L ichtenberg se deleitaba con la hermenéutica de la hipocondría –son palabras suyas-. Su mundo era un mundo de dolencias y dolores, reales o ficticios, que junto a su cuerpo contrahecho, enriquecían de un modo paradójico la promiscuidad de su pensamiento. Gozaba contemplando lo raro, lo ajeno, lo extraño, lo inusual; por eso tenía su casa revestida con espejos. Era un pensador genial condicionado por un cuerpo y una mala salud de los que supo burlarse antes que de ninguna otra cosa, por eso no conoció el rencor ni la amargura ni le alteró la reacción de algunos ante sus invectivas; y por eso también supo atesorar una ironía en su vida y en sus escritos que era una fuente inagotable de buen humor y de sutil agudeza. Emitió opiniones y fabricó aforismos. Expongo algunos.   “Ningún invento le ha resultado tan fácil al hombre como el de un Cielo.” “Dios creó al hombre a su imagen, eso significa, probablemente, que el hombre creó a Dios a la suya.” “En el sistema de la zoología, d