Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero 2, 2009

Casi yo

Dos días antes de celebrar mi Primera Comunión le arrojé un papel a una niña que me gustaba en el que garrapateé con mano temblorosa unas líneas en las que le declaraba mi amor. Después salí corriendo para no enfrentarme a la vergüenza de su desdén. Al día siguiente me confesé ante el cura párroco de todos mis pecados antes de recibir por vez primera el cuerpo y la sangre de Cristo. Con un desparpajo que pronosticaba una forma pecaminosa de entender la vida no dije ni pío acerca del episodio acaecido el día anterior. Vestido de marinero y luciendo una sonrisa seráfica recibí en pecado la eucaristía y descubrí como en una revelación que pecar era divertido. “Cristo me ha enviado un mensaje”, pensé mientras deglutía la sagrada oblea. Desde aquel momento vengo confundiendo sin apenas darme cuenta lo que está mal con lo que está bien desde un punto de vista religioso, lo que me convierte en un pecador. Bajo la perspectiva de   la moral laica no soy más que un hipócrita. Según mi propio c