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Mostrando entradas de enero 23, 2009

Esos pequeños momentos

Es una lástima que sólo en tiempos difíciles demos a las cosas su verdadero valor. Sólo quien ha estado al borde de la muerte está capacitado para apreciar sinceramente la vida y disfrutarla de pleno –al menos durante un tiempo, que la memoria es delicuescente y poco agradecida-. No hay sino que haber sentido el escalofrío que produce la perspectiva de dejar de ser para dar su auténtico valor al milagro de ser, de poder seguir siendo durante unos años más. La más anodina de las personas, o la más apesadumbrada, o la que más clama al cielo por lo mal que la vida le trata, se vuelve súbitamente, gloriosamente agradecida y llena de vitalidad y amor gozoso tras superar el trance angustioso de haber sido rozada por la muerte. Si no te lleva consigo, la muerte te vuelve converso y te devuelve la fe que perdiste al hacerte adulto, te ilumina como a San Pablo y pasas a ser uno de los más acérrimos devotos de la vida. Será por eso que dicen que lo que no mata engorda, sólo que lo que en reali