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Mostrando entradas de junio, 2009

Connolly

Escribe Connolly: ‘El suicidio es contagioso: ¿y si también fuese infecciosa la agonía por la que han de pasar los suicidas mientras se ven conducidos a la resolución de quitarse la vida, de que todo está ya perdido? ¿Y si la hubieses contraído, Palinuro, y si esa enfermedad hubiese hecho presa en ti?’ (pag 65). En la misma página:’ Si en vez del socorrido e ineficaz remedio del Tiempo existiera una operación mediante la cual pudiéramos curarnos del amor, ¡cuántos nos abalanzaríamos a hacérnosla!’. ‘La meta de toda cultura es entrar en decadencia por un exceso de civilización’. Sigue siendo Connnolly un escritor genial e incalificable (como ocurre con todos los genios), su lectura es un placer intelectual por su sorprendente facilidad para sugestionar y su capacidad para transmitir ilusión a pesar del pesimismo de sus escritos, o tal vez gracias a él. Es mi maestro, no sólo porque mi universo literario esté muy próximo al suyo, sino por su estilo, su manera de abordar la escritura, s

Michael

Ayer murió Michael Jackson por disolución provocada. No es el veredicto médico exacto, pero es más exacto que el veredicto médico. Su difuminación comenzó a partir de su incapacidad para compatibilizar sus éxitos profesionales con sus fantasías de Disneylandia. Se creyó Peter Pan, pero con plenos poderes sobre su cohorte de pequeñajos, y le dolió menos la compensación económica de ciertos comportamientos con menores que la evidencia de que eran equivocados en esta sociedad, en este mundo que no era el suyo. A partir de esa certeza su tendencia etérea se acentuó, no sin antes confundir al mundo mostrando un cuerpo que ya no era el suyo. Por eso, viejo –muy viejo- aceptó por fin que ya era hora de marcharse, y lo hizo a lo Marilyn, sin dar ruido. Descanse en paz.

El banquero

Aprendió a odiar antes que a caminar. Fue el fruto de un ambiente corrompido que falseó su alma de modo irreparable. Nadie se ocupó de él y su educación consistió en aprender a sobrevivir por su cuenta, sin padres ni maestros, a palo seco. Bellaquerías y ruindades sustituyeron los sentimientos ingenuos que se suelen inculcar a los niños. Fue un pícaro de mala disposición, avieso y atravesado, y sobrevivió a su infancia como quien supera la agonía de un campo de concentración; pero acabó por tomarle gusto a su vida envenenada y llegó a ser un buen presidente de una sólida entidad bancaria. Hoy concede créditos y sonríe, inmune. Sonríe sobre todo cuando le hablan de crisis.

Tropelías

¿Valen más las vidas de diez estadounidenses que las de mil afganos? Porque al parecer las guerras imperialistas se plantean desde el supuesto de que los invasores-libertadores, por abanderar la causa de una supuesta libertad que les legitima para atacar sin escrúpulos a quienes para su desgracia no atinan a saber cómo ser libres por sí mismos, poseen una dosis de humanidad muy superior a los invadidos, que ocupan un grado sensiblemente inferior en el escalafón de los derechos humanos, de manera que además de padecer el yugo de sus propios gobernantes deben soportar un pisoteo indiscriminado de los libertadores por el simple hecho de constituir un grupo humano de categoría inferior; es decir, que son doblemente pisoteados por una cuestión de nacimiento que sólo tiene que ver con el azar. Han nacido en el lugar y el momento equivocado, y su religión no está de moda. Esta situación no es sólo de nuestro tiempo, y a lo largo de la historia se ha repetido hasta la saciedad, siempre para

El circo

No conozco alegoría más acertada sobre la humanidad que el mundo del circo. En ese mundo podemos ver con pasmo gentes que parecen irreales por la brutalidad esencial de su existencia, y que al mismo tiempo configuran los mitos malditos que dan carácter a la humanidad y que el resto de los humanos tratamos de ignorar en virtud de un principio de conservación de la autoestima que nos salvaguarda ficticiamente de la atrocidad inherente a todo ser de nuestra especie. Dijo Woody Allen que el mundo se divide en dos clases de personas: los tarados física o mentalmente, que constituyen la clase de los horribles; y el resto, que somos los miserables. En el espectáculo ilusoriamente mágico del circo podemos ver de cerca, como en un zoológico humano, a los horribles, porque horribles son incluso –o sobre todo- quienes acometen filigranas que percibimos como ‘contra natura’. Acróbatas, funámbulos, domadores de fieras, contorsionistas, magos; pero también la mujer barbuda, las siamesas, el hombre

Necrológica informal

Es para mí una dolorosa obligación escribir unas líneas en memoria de Luis Recuenco Bernal, Luigi para los amigos, una pequeña aunque selecta legión de la cual yo mismo formaba parte y era para mí –todavía lo es- un verdadero privilegio. Somos muchos los que lloramos hoy su lamentable pérdida, en especial aquellos que además de su inestimable compañía, echarán en falta con su temprana ausencia otros dones que tan dadivosamente supo repartir nuestro querido Luigi mientras vivió; entre esos inconsolables deudos se encuentran   varios camareros, un par de novias simultáneas que, sin duda por descuido de nuestro añorado amigo sólo durante su entierro tuvieron oportunidad de conocerse, y al empleado que gestionaba su siempre pendiente deuda bancaria. No voy a extenderme sobre sus múltiples habilidades artísticas, sólo equiparables en calidad y cantidad a sus carencias profesionales, pero todos sabemos que era un espíritu libre e inquieto que hallaba más gozo departiendo con las musas que

Catástrofe aérea

Tengo   que decir que soy piloto de avionetas, y aunque para ello la preparación requerida diste mucho de la que se exige a los pilotos de grandes aviones, hay conocimientos elementales comunes. Por ejemplo, que aunque sea siempre recomendable evitar tormentas, atravesarlas no tiene por qué entrañar un peligro grave para el avión, a no ser que el fenómeno atmosférico sea excepcionalmente grave. Si además el aparato es de alta fiabilidad, como suele ser común en aviones   comerciales, el riesgo de siniestro es mínimo. Por eso no doy crédito a las ambiguas noticias sobre el accidente del avión de Air France desaparecido en el Atlántico. Ambiguas y contradictorias; y para colmo insuficientes. Descartada la posibilidad de recuperar la caja negra, sólo cabe preguntarse por qué se desatendieron hasta veinticuatro solicitudes de auxilio en el corto espacio de cuatro minutos. Graves negligencias se adivinan que no deben quedar sin dilucidar. Por la tranquilidad de los familiares de los falle

La propia justicia

A propósito del delicioso microrrelato de Manu Espada que ganó un concurso en una cadena de radio, me viene a la memoria un corto de Hitchcock donde una mujer violada en su caravana y trastornada por la infame experiencia ve impotente junto a su marido la ineptitud de la ley para dar caza al criminal, que queda impune. Prosigue el matrimonio su marcha en la caravana cuando ella, en una calle de otra ciudad señala histérica a un individuo acusándole de ser su agresor. El marido, tras cerciorarse de que su mujer no albergaba dudas al respecto, decide tomarse la justicia por su mano y da muerte al tipo. Reanuda de nuevo el matrimonio su marcha itinerante en la caravana y llegan a otra ciudad. En una de sus calles la mujer, de nuevo presa del histerismo, señala a otro individuo como   su agresor, repitiendo neuróticamente los aspavientos con que había acusado al primero y ya cadáver. El marido comprende tarde la locura de su esposa. Y que se ha visto arrojado a un sumidero del que no podrá

Por si acaso

Me ha recomendado mi sobrina del alma, que es la que aparece en la foto de abajo y que, con sus siete añitos, gasta una madurez que me acompleja, que no clausure esta bitácora de momento. Le voy a hacer caso y que sea lo que Dios quiera. Aunque la conjunción astral me indica lo contrario, le daré prioridad al criterio de la pequeña; por si acaso.