Ir al contenido principal

Trucos



La única posibilidad de que disponemos para librarnos de nuestras  cadenas es trascendernos a nosotros mismos. Me explico. Cuando, por ejemplo, la angustia de tener que dirigirme verbalmente a más de dos o tres personas me atenaza, pongo en marcha el mecanismo de autohipnosis que tantos años me ha costado dominar y me convenzo de que soy otra persona.
En realidad me transformo en esa otra persona que me rescata del delicado trance y lo pasa por mí con desenvoltura. Siempre he sofocado una incipiente y nada decorosa tendencia al latrocinio así que un día decidí ceder a la tentación y pasar de los pensamientos a los hechos. En la puerta de una joyería me transformé en el Lute y al grito de ‘¡arriba las manos, esto es un atraco!’ entré en el establecimiento sujetando una pistola de juguete con la que apuntaba al dependiente entre ceja y ceja. Se ve que éste debió pulsar algún botón escondido porque cuando me estaba entregando el botín que le exigí bajo amenaza de muerte (un prendedor de corbata dorado con el escudo del Betis) un coche de la policía aparcó frente a la joyería con todo protocolo –sirena a toda pastilla, frenazo y trompo- y dos agentes se bajaron con cara de mala leche y se dispusieron a entrar en el establecimientos esgrimiendo sus pistolas –supongo que no serían de juguete- y dispuestos a reducirme a toda costa. En ese momento me transformé en Joselito y me puse a cantar ‘Caminos de esperanza’ y en menos de un minuto los agentes lloraban a lágrima viva, momento que aproveché para salir por pies.
Ahora estoy pensando que tal vez no estaría mal tratar de escribir algo bonito, nada serio, una novelita de 800 o 1000 páginas para empezar. La duda que no me deja dormir es si en vez de transmutarme en un novelista de probado éxito no sería mejor idea metamorfosearme en su ‘negro’. Claro que esto último tiene el inconveniente de que no sólo se desconoce la identidad de esos honrados mercenarios de la pluma invisible sino que oficialmente ni existen. Así que después de todo a lo mejor acometo el proyecto sin valerme de trucos, como dicen que en un tiempo tenía por costumbre Lucía Etxebarría.

Comentarios

hombredebarro ha dicho que…
Me ha gustado mucho.
Luis Recuenco ha dicho que…
Gracias mil.

Un saludo
Enrique Páez ha dicho que…
A mí también me gustó.
Luis Recuenco ha dicho que…
Y otras mil gracias a ti, querido Enrique.

Un abrazo.
Unknown ha dicho que…
Si eres quijotiano, mejor convertirte en Cervantes, que, además, seguro no necesitó negro.Por páginas no va a ser y por temas, seguro tienes cantidad.A ver si te animas. M.J.

Entradas populares de este blog

Política extraña

Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d

Opinar

A veces opino de cualquier cosa en este blog pero como un ejercicio de reflexión, más o menos liviano o sesudo en función de la hora y del ánimo. Por eso quiero dejar claro que cualquier parecer, juicio o afirmación mías acerca del asunto que sea son fácilmente revisables con las indicaciones adecuadas y, llegado el caso, hasta desmentidas sin el menor pudor por mi parte. La naturaleza de las personas inteligentes debe poseer una faceta de rectificación que los honra intelectual y moralmente. Por desgracia, ese no es mi caso. Soy un veleta y en el fondo muy pocas cosas me atraen lo suficiente como para tomar posición respecto a ellas. Si cambio de opinión respecto a un asunto, por vital que pueda ser o parecer se debe llanamente a que la opinión previa carecía de convicción al ser enunciada; peor todavía, más de una vez me he pronunciado para que quien me leyese pensara que yo tenía algún tipo de opinión sobre algo. Cuando la verdad desnuda es que no tengo claro casi nada, y casi nad

Anécdota sobre Dalí

Refiere Fernando Arrabal una anécdota sobre Dalí que tal vez arroje alguna luz sobre la compleja personalidad del pintor. Según cuenta el escritor se encontraban ambos en Nueva York y Dalí invitó a Arrabal a una fiesta privada en la que era muy posible que se dieran prácticas orgiásticas.