El fragor de la batalla me ensordece Bien ruge quien pelea por su vida Con uñas y con dientes, no hay heridas ¿quién dijo que lo que no mata endurece? No hay penar para quien desfallece Aunque preceda la flaqueza a la caída Vence siempre Muerte y queda complacida Al comprobar que siempre lo previsto prevalece. Eterna gloria a quien no conoce la derrota A quien vence de antemano a sus rivales Y cercena, cruel, sus cuellos cual trigales. Gozas de sobrada ventaja y bien la explotas Te regocijas viviendo lívidos glaciares En rostros que ante ti se ven mortales.
Un alienígena alucinado.