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Mostrando entradas de julio 25, 2008

Calenturas de verano

El verano es para cometer locuras sexuales, pensó Daniel con regocijo mientras se registraba en aquel hotel de la costa del sol junto a su padre, que lo había invitado a pasar una semana juntos –pero con libertad absoluta, tú te ligas las que quieras y, si me avisas, te dejo la habitación el tiempo que te haga falta- para compensarle por el mal trago que para Daniel había supuesto el reciente divorcio de sus padres. Daniel se desprendió del albornoz y se dirigió a la ducha de la piscina luciendo su cuerpo apolíneo, cincelado en arduas horas de gimnasio. Su rostro, formado con suaves líneas de dios griego, y el porte de solemne gravedad que componía cuando la ocasión lo requería, le habían cosechado abundantes frutos entre las damas de todas las edades, porque Daniel sabía ser pródigo y jamás negaba sus encantos a señoras que le doblaban la edad, de las que tanto conocimiento y placer había obtenido en la cama, para después impresionar a inexpertas jovencitas que lo tenían por un ve