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Mostrando entradas de junio 28, 2008

Un cuento epistolar

Querida Montse:  Ya sabes el motivo que me impulsa a emprender este viaje, así que no mencionaré más el tema para no violentarte; sólo espero que a mi vuelta el tiempo y tu acentuada capacidad de discernimiento te hayan hecho reflexionar sobre el futuro de nuestra relación -de momento, y para mi congoja, inexistente. He decidido que voy a escribir una carta al final de cada jornada en la que te relataré lo que la misma haya tenido digno de destacar, así como mis pensamientos e impresiones del día. Después te las iré enviando, o tal vez no, tal vez me las guarde y nunca sepas de ellas, como no sabes de la verdadera dimensión del amor que te profeso, ingrata musa testaruda y esquiva, lucero de mi mañana, estrella polar de mis noches insomnes, alma gemela; siento en lo más profundo de mi ser que tu corazón de pedernal tiene una coraza a prueba de halagos, pero yo descubriré un resquicio, una mínima grieta en esa armadura para filtrar por ella mi hechizo de amor, para cautivarte con

Una crítica culinaria

Se halla este novedoso restaurante junto a una vistosa montaña de materia reciclable que algunos vecinos quisquillosos insisten en seguir llamando vertedero. Su fachada, rústica y austera, evoca imágenes de vetusta taberna, horno cálido y manjares suculentos que despiertan gozosamente a los hasta entonces adormecidos jugos gástricos, que se alborotan alegres ante el áspero olorcillo a gorrino que nos llega directamente de las cochiqueras situadas –sin duda un despiste del diseñador- en el mismo recibidor del restaurante, de manera que no hay que sortearlas sino atravesarlas para acceder al comedor propiamente dicho. Una vez en éste, el mismo propietario nos atiende afablemente y nos pide que nos quitemos los zapatos, cosa lógica ya que se han ensuciado al atravesar las porquerizas; no dejo de señalarle la delicadeza del detalle, pero me responde, para mi sorpresa, que no es por eso, es que es cantonés y no quiere perder la costumbre patria, dice en español deserrezado y eleizado. Me