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Mostrando entradas de mayo 27, 2008

La impaciencia

Hay  muchos motivos que llevan a un   escritor (aunque sea amateur, diletante, novel, o como se quiera clasificar a tantísimos que escribimos, aunque nuestros escritos lleguen sólo a unos pocos) a dejar de escribir un día, una semana o el resto de nuestra vida. La causa principal es la pereza, disfrazada en ocasiones de las más peregrinas excusas que la enmascaran para no sumar a la necesidad voluntariamente sofocada de creatividad el remordimiento de que se ha hecho por un fundamento baladí. Llevo días que me cuesta escribir este blog por pura pereza, aunque su origen sea más mental que somático –lo que me alegra, ya las trabas mentales son las más difíciles de superar- y constato con alegría que soy capaz de vencerla –a la pereza- con un mínimo esfuerzo de voluntad. El Demiurgo quiera que sea así siempre. Hay una señora mayor que cruza una vía por el paso de cebra de un semáforo. A la pobre le cuesta recorrer el breve trayecto de una acera a la otra. Sin acabar aún, el semáforo d