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Mostrando entradas de febrero 9, 2008

Reflexión a trashora

L a vida es una parábola de la realidad, y sólo aquellos que saben descifrar esa parábola y ver la diferencia que hay con el camino recto descubren el sendero seguro de los afortunados. Algunos soñadores irredentos preferimos recorrer la más larga y espinosa senda de la parábola. L.R.   Un día cualquiera. Te levantas, decides, decides, decides. Porque la vida es mera elección. Lo que eres es lo que has elegido ser. Ortega diferenciaba entre el mundo, la realidad potencial, que son todas las posibilidades, y la vida efectiva, que es lo que terminamos eligiendo, lo que asumimos ser, lo que decidimos a cada instante. Víctor Frankl dijo que habría que erigir una estatua a la responsabilidad en la costa opuesta –se referiría a San Francisco, supongo- a la de la estatua de la libertad, porque van parejas, son hermanas. Cada decisión conlleva una consecuencia de la que eres responsable, porque tú y sólo tú has decidido eso, has sido un dios menor, pero al cabo un dios, en ese acto tan d

Mi mariposa

H ay una mariposa díscola que revolotea dentro de mi corazón. Lo ha hecho desde que yo era un niño, así que pronto me acostumbré a su lejano sonido y a su cosquilleo y dejé de darle importancia. Una noche de invierno, estando yo en la cama tratando de convocar el inasible sueño que me es tan esquivo, oí un sonido como de aleteo en la habitación, débil pero constante, nada incómodo y hasta agradable de oír. Alargué la mano para encender la luz cuando una voz dulce me dijo: “No lo hagas”. Me paralizó el miedo, me asusté de verdad, así que apresuré el movimiento de mi mano hacia el interruptor. “No, por favor, no lo hagas”. “¿El qué?” dije con voz aterrada. “Encender la luz, no lo hagas, por favor”. “¿Pero por qué no?” volví a decir, no tanto por seguir la conversación como para oírme a mí mismo, para salir de aquella situación delirante aferrándome, en medio de la oscuridad de mi habitación, a la realidad familiar de mi propia voz. “Porque la luz me mataría”. “¿Quién eres