Como consecuencia del arraigo y expansión de lo denominado ‘políticamente correcto’ (PC) a partir de los años ochenta se ha creado un culto al eufemismo como recurso de la clase política para encubrir con un lenguaje más educado realidades sociales aún no resueltas. Así, de las políticamente correctas sustituciones de las expresiones ‘negro’, minusválido’ o ‘ciego’ por las –en teoría- menos hirientes, ‘persona de color’, ‘persona discapacitada’ e ‘invidente’, respectivamente, se ha ido progresando en la eufemización de la realidad hasta pergeñar expresiones como ‘desempleado de larga duración’ por ‘parado’, ‘crecimiento cero’ por ‘no se ha crecido’ y, para mi gusto la reina del baile: ‘crecimiento negativo’ por ‘decrecimiento’ o ‘mengua’. (Cabría apostillar aquí el muy engañoso uso de las cifras porcentuales de crecimiento económico entre, por ejemplo, España y Alemania, acentuándose el éxito del de la primera comparado con el de la segunda, sin aclarar la enorme diferencia que, en valores absolutos, existe entre ambas economías).
Como la cultura del eufemismo va extendiéndose con rapidez (‘bombardeo selectivo’ por ‘masacre’; ‘daños colaterales’ por ‘muertos’ y/o ‘heridos’; ‘operación disuasiva’ por ‘ataque armado’, etc.) no sería de extrañar que, con la ayuda en su difusión de los medios de comunicación, fuese calando su uso en ámbitos de la sociedad donde hoy por hoy nadie imaginaría, y no sería extraño que nos deleitásemos, dentro de no mucho, con un poema en el que el autor haya escrito, por ejemplo, “el brillo de la luna en su ‘cuarto creciente negativo’” (en vez de ‘cuarto menguante’) “ilumina tu suave piel ‘afroamericana’” (por ‘de ébano’) “y arranca a tus ojos destellos ‘del color del metal que constituye el patrón monetario internacional’” (por ‘dorados’).
En ese mundo eufemístico, habría enfermedades con ‘remedios en curso de descubrir’ que las padecerían ‘pacientes vitalmente prescindibles’, nacionalistas ‘militarmente en desacuerdo con el resto del mundo’ que ejecutarían sus ‘limpiezas selectivas de la ciudadanía’ armados con ‘artefactos con capacidad de extinción vital’ y, como hoy, una gran masa de ‘población potencialmente alfabetizable’.
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