La diferencia entre creerse buena persona o considerarse mala persona es muy similar a la que existe entre ser buena persona o no ser buena persona. Con el pequeño matiz de la subjetividad y el sentimiento de culpa y que, en ausencia constatada de la objetividad -siempre inaprensible- y la autoindulgencia, tiene su miga. Seamos sofistas –con perdón-; si la objetividad es una entelequia, es decir, nunca una verdad verdadera, y la subjetividad consiste en lo que a cada cual le salga de los cataplines, bien por hacer, bien por interpretar: ¿qué verdad podremos alcanzar sirviéndonos de nuestro intelecto, tan limitado como, oh Dios, subjetivo? Ninguna. Esto lo han promulgado filósofos de todas los tiempos, y lo corroboro yo con la autoridad que me otorgan mis limitadas entendederas y mis ganas de decir lo que me sale de los cataplines. Joder. En ausencia de réplicas, que para eso mi blog es mío y no admito intrusionistas, declaro que divago por el placer de divagar y quien no entrevea un hilo conductor argumental en este humilde rincón de vertidos gaseofáceos es que está en inmejorables condiciones intelectuales para mandarme a tomar por el culo. Y yo que lo respeto, porque tendrá más razón que un santo. Vaya mierda de blog, perdonadme los que tengáis un corazón magnánimo. Los demás pues lo dicho, me mandéis a que me den.
Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d
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