Ir al contenido principal

La impaciencia

Hay muchos motivos que llevan a un  escritor (aunque sea amateur, diletante, novel, o como se quiera clasificar a tantísimos que escribimos, aunque nuestros escritos lleguen sólo a unos pocos) a dejar de escribir un día, una semana o el resto de nuestra vida. La causa principal es la pereza, disfrazada en ocasiones de las más peregrinas excusas que la enmascaran para no sumar a la necesidad voluntariamente sofocada de creatividad el remordimiento de que se ha hecho por un fundamento baladí. Llevo días que me cuesta escribir este blog por pura pereza, aunque su origen sea más mental que somático –lo que me alegra, ya las trabas mentales son las más difíciles de superar- y constato con alegría que soy capaz de vencerla –a la pereza- con un mínimo esfuerzo de voluntad. El Demiurgo quiera que sea así siempre.

Hay una señora mayor que cruza una vía por el paso de cebra de un semáforo. A la pobre le cuesta recorrer el breve trayecto de una acera a la otra. Sin acabar aún, el semáforo de los coches se pone en verde. Un conductor increpa con palabras groseras a la anciana señora de lento caminar .”Me cago en tus muertos, vieja de los cojones”. La señora se gira hacia el soez conductor y, sacando una escopeta recortada de entre los faldones de su arcaica indumentaria, lo acribilla en plena calle. Al mismo tiempo suenas sirenas de coches de policía, La anciana echa a correr que se las pela. La policía, confusa, avisada por la sucursal de La Caixa de que alguien había cometido un robo, se centra en el conche del prepotente conductor aniquilado a tiros por ‘El Ladrón de la Tercera Edad’, quien tras sus catorce golpes consumados aún no ha dejado pistas para sus localización. Puede que hoy haya dejado la primera.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Política extraña

Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d

Anécdota sobre Dalí

Refiere Fernando Arrabal una anécdota sobre Dalí que tal vez arroje alguna luz sobre la compleja personalidad del pintor. Según cuenta el escritor se encontraban ambos en Nueva York y Dalí invitó a Arrabal a una fiesta privada en la que era muy posible que se dieran prácticas orgiásticas.

Opinar

A veces opino de cualquier cosa en este blog pero como un ejercicio de reflexión, más o menos liviano o sesudo en función de la hora y del ánimo. Por eso quiero dejar claro que cualquier parecer, juicio o afirmación mías acerca del asunto que sea son fácilmente revisables con las indicaciones adecuadas y, llegado el caso, hasta desmentidas sin el menor pudor por mi parte. La naturaleza de las personas inteligentes debe poseer una faceta de rectificación que los honra intelectual y moralmente. Por desgracia, ese no es mi caso. Soy un veleta y en el fondo muy pocas cosas me atraen lo suficiente como para tomar posición respecto a ellas. Si cambio de opinión respecto a un asunto, por vital que pueda ser o parecer se debe llanamente a que la opinión previa carecía de convicción al ser enunciada; peor todavía, más de una vez me he pronunciado para que quien me leyese pensara que yo tenía algún tipo de opinión sobre algo. Cuando la verdad desnuda es que no tengo claro casi nada, y casi nad