Ir al contenido principal

El temporal


Estoy en blanco. No sé si me saldrá algo legible así, en frío, con pesadumbre y desgana, que son los peores compañeros para una escritura feliz. Pero siempre que me siento ante el ordenador y me pongo a teclear, al final sale algo, y me sorprende porque minutos antes habría jurado ser incapaz de combinar dos palabras con un mínimo de sentido. Es enigmático y tiene algo de mágico esto de escribir, de verter tu alma en un recipiente –papel, bites, lo que sea- porque aunque al principio te cueste abrirte a la escritura, al cabo de unos momentos ésta acaba tirando de ti, reclamando más y más de tu alma, de tu ser, que es lo que entregas en cada párrafo, aunque no fuese esa tu idea, pero ya estás atrapado: la escritura te requiere y, como al de una de sirena, no puedes no acudir a su canto. Esa es tal vez la prueba más contundente de que tienes algo de madera de escritor, no controlas, te puede el gusanillo, sucumbes y te entregas al siempre dulce y doloroso parto de unas cuantas líneas, de unos pocos párrafos, tal vez un día de cientos de páginas –el Demiurgo me quiera oír-.

En este mundo de majaras en el que hasta los paranoicos son perseguidos de veras hay que andar con mucho ojo para que no te coja el toro de los contratiempos. Donde vivo, sopla desde hace días un vendaval de levante que levanta todo menos el ánimo. A mí me ha impedido levantarme de la cama hasta hoy y aún estoy medio zombi. Menos mal que no vivo de lo que escribo porque iría aviado. Pero al mal tiempo buena cara y a tirar p’alante mientras el cuerpo aguante. Y, bueno, por seguir con la idioteces, mañana será otro día.

“Ni el sol ni la muerte pueden mirarse de hito en hito”. La Rochefoucauld.

 

Comentarios

Enrique Páez ha dicho que…
Hay días y días (que a veces parecen noches), pero si escribes aun cuando la mente está embotada, puedes decir que eres escritor.
Abrazos

Entradas populares de este blog

Política extraña

Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d

Opinar

A veces opino de cualquier cosa en este blog pero como un ejercicio de reflexión, más o menos liviano o sesudo en función de la hora y del ánimo. Por eso quiero dejar claro que cualquier parecer, juicio o afirmación mías acerca del asunto que sea son fácilmente revisables con las indicaciones adecuadas y, llegado el caso, hasta desmentidas sin el menor pudor por mi parte. La naturaleza de las personas inteligentes debe poseer una faceta de rectificación que los honra intelectual y moralmente. Por desgracia, ese no es mi caso. Soy un veleta y en el fondo muy pocas cosas me atraen lo suficiente como para tomar posición respecto a ellas. Si cambio de opinión respecto a un asunto, por vital que pueda ser o parecer se debe llanamente a que la opinión previa carecía de convicción al ser enunciada; peor todavía, más de una vez me he pronunciado para que quien me leyese pensara que yo tenía algún tipo de opinión sobre algo. Cuando la verdad desnuda es que no tengo claro casi nada, y casi nad

Anécdota sobre Dalí

Refiere Fernando Arrabal una anécdota sobre Dalí que tal vez arroje alguna luz sobre la compleja personalidad del pintor. Según cuenta el escritor se encontraban ambos en Nueva York y Dalí invitó a Arrabal a una fiesta privada en la que era muy posible que se dieran prácticas orgiásticas.